Jamás imaginaria que una cárcel pudiese ser escenario de transformación. Sin embargo, esta semana tuve una conversación con un joven que me dejó asombrado por lo que sucedió en su vida estando en la cárcel. Todos pasamos momentos duros y algunos pasan momentos extremadamente duros. Sin embargo, cuando comparamos estos momentos con la experiencia de otros, nuestros pesares no son mayor cosa.  Ver el poder de Dios hecho vida en un ser humano es un verdadero escenario que nos permite descubrir lo que hace Dios cuando pone su mirada en alguien. 

La mayoría de los países del mundo están pensando como transformar las cárceles en lugares más adecuados a la rehabilitación integral de los presos. Por ejemplo, en Estados Unidos constantemente los gobiernos estatales buscan como mejorar estos lugares tan inhóspitos. Otro caso bien conocido es el Salvador cuyo gobierno logro construir una de las cárceles más grandes y exitosas.

Sin embargo, la transformación del lugar no es suficiente sin la rehabilitados emocional y espiritual de la persona. La pregunta más importante es, ¿modo pueden las cárceles lograr una rehabilitación integral de sus presos? Dice una guardia del estado de california: “los cambios deben incluir la implantación de educación continua para el personal, a fin de apoyar su participación en el proceso de rehabilitación, y así promover una relación de mayor familiaridad y cooperación entre el personal y los residentes.  La educación es una ayuda maravillosa, aun así no es suficiente.

Esto porque, aunque se transformen los lugares sigue vigentes inquietudes como: ¿Como lograr la transformación? En diferentes lugares se dan avances en la resocialización, pero en la mayoría de los escenarios van adelante los que son transformados por Dios.  Porque Dios hace transformaciones profundas. 

Siguiendo la historia del joven con quien hable, me compartió que en la cárcel solo se pueden reunir 5 personas para orar y no más. Sin embargo, orar y escuchar la palabra de Dios es tan conmovedor que estas reuniones están siempre llenas. Como fruto de esas reuniones para orar y escuchar la palabra de Dios esta este joven, quien fue transformado en la cárcel de una manera sorprendente, hoy es un ministro que lleva el amor de Dios a otras cárceles donde es invitado.

Me pregunto ¿Qué puede significar vivir sin libertad? Bíblicamente, la libertad significa ir más allá de lo que uno simplemente quiere. Dios nos da la libertad de elegir nuestro propio camino. La libertad nos da la oportunidad de crecer y madurar como individuos.  Entonces vivir sin libertad es algo devastador para la persona misma y para los que están entorno a ellos. La cárcel afecta el bienestar de los presos y de sus familias.

Podemos decir que las tentaciones de la vida pueden poner en riesgo la anhelada libertad. El joven del que hablo era libre, pero uso mal su libertad y puso en riesgo su vida y la de otros. Cada persona tiene una gran responsabilidad en la manera de actuar consigo mismo y con los demás. Dirá Romanos 6:22, “Ahora bien, el Señor es el Espíritu y donde está el Espíritu hay libertad”. Donde está el espíritu de Dios hay libertad autentica.

Cuando la persona acepta la gracia de Dios todo cambia. Esto es diferente cuando la persona está bajo la dirección de la ley únicamente, sin Dios y sin apoyo de la iglesia. Es realmente sorprendente cuando Dios entra en un ser humano y habita allí. Este joven me contó de tantos momentos de angustia y desesperanza que lo llevaron a ver el poder extraordinario de Dios, cuando es invocado de verdad.

Dice, “viví momentos imposibles que a los ojos de las leyes de inmigración a los Estados Unidos eran impensable superarlos.” Aun así, Dios lo llevo a otra dimensión, pasando de criminal a ser un misionero de esperanza. Algo impensable. El mismo joven no cree que Dios lo haya tomado para ser testigo. El, que debió ser deportado, fue llamado por Dios para ser su ministro. ¿Cuántos de nosotros también estamos pesimistas de lo que puede hacer Dios en nuestras vidas? ¿Cuántos de nosotros también hemos pecado y nos sentimos que no somos merecedores del perdón de Dios? ¿Cuántos nos consideramos poca cosa para Dios? Pero el centro de nuestra fue consiste en el hecho de que, a pesar de todo, somos hijos de Dios, quien nos ama hasta el extremo.

Realmente Dios hace transformaciones inexplicables y es por esto mismo que hoy los invito a confiar en Dios sobre todas las cosas.  Cuando Dios toca nuestras vidas, nos inspira a cosas grandes y admirables. En la vida somos tentados a rechazar el hermoso regalo de la salvación de Cristo, pero cuando seguimos sus instrucciones tendremos la valentía del salmista, “Andaré en libertad porque he buscado tus preceptos” (salmo 119:45). Cuando esto sucede, el Espíritu Santo pone en tu corazón el deseo de seguirlo y de caminar en su libertad.

Por último, dice la escritura en Gálatas 5:1, “Estad firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres”. Con estas palabras Pablo hace un llamado a los gálatas a no perder la libertad en Cristo y a mantenerse viviendo en el Espíritu para dar frutos abundantes. Así mismo Dios nos está invitando a mantenernos libres de toda esclavitud para dar grandes frutos.  ¡Amen!

Que Dios los bendiga,

Padre Al+