A todos en algún momento nos ha costado cortar o soltar vínculos insanos para avanzar, al igual que desaprender rutinas para alcanzar objetivos. O quizás entender el verdadero mensaje del cegador cuando nos “poda los copos de las ramas más altas”. Personalmente recuerdo estar molesto en una ocasión que tuve una amonestación de tránsito y después cuando estuve a punto de vivir la misma situación me cuestioné ese enojo y entendí que dicha experiencia me llevo a ser más empático y solidario en mi vida en comunidad. Dicho esto, dejo expuesta la relación metafórica de nosotros como humanos con las plantas que requieren de la poda para crecer más sanas, o bellas, frondosas, o que den mejores frutos. Los elementos de la poda de una planta nos ayudan a descubrir elementos de la poda en la vida humana para su belleza y grandeza. Levítico 25:3-4 nos dice, “Seis años sembrarás la tierra, seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos, pero el séptimo año la tierra tendrá completo descanso”. Olvidamos que Dios poda nuestras ramas para que podamos dar más frutos. Esto lo afirma la palabra, “Toda rama que en mí no da fruto, se poda, pero toda rama que da fruto igualmente se poda para que dé más fruto aun”.
¿Cuántos de nosotros hemos sido podados por nuestro cegador? Y, aun así, seguimos sin entender su mensaje, pensando que el corte de nuestras ramas solo ocasionó dolor. No vemos que de adentro brotaran nuevas hojas más fuertes y nutridas. Nuevamente, dejo claro que nuestras ramas que caen en la poda hacen referencia a todas esas personas, situaciones o conductas que no nos permiten crecer o avanzar. A estas alturas del artículo, está claro que el cegador es nuestro Dios amoroso que nos quiere grandes, fuertes y preparados para el “invierno”, para que podamos florecer y dar frutos en la primavera.
¿Cuál sería el propósito de la poda de Dios a nuestras vidas? Cada uno de nosotros somos sus discípulos y estamos llamados a dar frutos abundantes de vida. Pero llega un momento en el cual Él tiene que quitar todo aquello que nos distrae y nos aleja de su relación de amor. En otras palabras, Dios realiza una poda en nuestra vida para poder tener una cosecha abundante. Podemos decir que la poda es un proceso doloroso por el apego a malos hábitos incrustados en nuestro ser. He conocido casos de personas que pierden el sentido de sus vidas por verse inmersos en malas prácticas o vicios y les cuesta aún más dolor y desapego cortar esas ramas que los marchitan. Pero sabemos que entre más grueso este ese tronco (dificultad), con más amor y cuidado debe ser podada esa rama. Así mismo podemos decir que la grandeza humana llega a sus mejores niveles de vida cuando Dios con su gran compasión y poder le permite cortar todo aquello que opaca su imagen en cada uno. Estemos seguros de que toda poda que viene de Dios será para nuestro provecho, aunque hoy no lo entendamos. Oremos al Señor, para que, en este proceso, podamos seguir confiando en Él. Que su espíritu nos dé la paciencia y fuerza necesaria para obtener sus promesas. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!
Que Dios les bendiga,
Padre Alvaro+
