¿En qué creen los hombres de hoy? Es más común cada vez escuchar hablar del fin, pareciera que se agotan las razones para vivir. Pareciera que la depresión ahora hace parte de todos y muchos hemos perdido la ilusión y la esperanza de vivir. Pareciera que estaremos caminando con los ojos vendados en dirección a la decadencia humana. Solo basta ver la desconexión entre el ser y el espíritu en las redes sociales. Esta nueva “realidad” reduce y se burla de lo que es de verdad importante: SER feliz, bondadoso, amoroso o disfrutar verdaderamente de las cosas. Lo “importante” ahora no es ser feliz en realidad, sino parecerlo y publicarlo para que lo vea todo el mundo en las redes. La apariencia parece ser más importante que la realidad. Les pregunto ¿Qué es lo que estamos esperando de la vida? ¿A qué estamos aferrados? ¿Quién nos dará la certeza que las cosas saldrán bien?
En el Evangelio de san Marcos, Capitulo 9: 19, Jesús les dice a sus amigos, “Gente sin fe, ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? Traigan acá al muchacho… Jesús le pregunto al padre: ‘¿Desde cuándo le sucede esto?’ El padre contestó: ‘desde que era niño. Y muchas veces ese espíritu lo ha arrojado al fuego y al agua, para matarlo. Así que, si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos.’ Jesús le dijo: ‘¿Cómo que si puedes? ¡Todo es posible para el que cree!’”
Entonces, ¿Esperamos algo de parte de Dios? Usualmente respondemos: “sí, claro que sí”. Un día de labor pastoral conocí el caso de un enfermo terminal al que le pregunté si confiaba en el poder de Dios. El respondió que sí. Cuando creemos en Dios, nada nos detiene y hay que orar que su amor y poder obre en nosotros. Nada es imposible para el que tiene fe y ora con amor. Después de algún tiempo, este señor se vio sano, fuerte y sobre todo muy sorprendido por el insólito poder de la oración.
Hebreos 11:1 nos dice, “La fe es la convicción de lo que no se ve”. La fe es la confianza en el poder de Dios sobre las circunstancias que enfrentamos cada día. La obediencia a Dios también hace parte de la fe. No puedo esperar que suceda lo que pido con fe si no obedezco las instrucciones de Dios. En Marcos 10:51 Jesús le pregunto a un ciego, “¿Qué quieres que haga por ti?” Y el ciego le dijo “Quiero recobrar la vista.” Y Jesús le dijo: “Veté, tu fe te ha salvado.” Y en seguida recobró la vista. Escoger la fe en Dios, a pesar de las circunstancias, es el mejor camino. Hermoso es nuestro caminar con Cristo cuando descubrimos que con Dios lo tenemos todo. Triste es cuando pretendemos ser autosuficientes, como si no dependiéramos de Dios. Hay veces que no vemos la salida a los problemas de nuestras vidas, sin embargo, Dios lo sabe todo. Si nos rendimos a sus pies, esperando su grandeza y su obra salvadora en nuestra vida, Dios actuará con el poder de su gloria y nos rescatará. Yo soy el hombre más afortunado de haber descubierto lo grande que es actuar en fe. Yo sé en lo más profundo de mi corazón que a Dios no lo limita ni siquiera las fuertes mareas y los violentos vientos de la naturaleza (Mateo 14: 29).
Como ejemplo, vemos a Pedro, quien salió de la barca después de pedirle a Jesús que le permitiera caminar sobre el agua. Pero una vez que sintió el viento fuerte, tuvo miedo y se empezó a hundir. El gritó, “¡Señor, sálvame!” Jesús de inmediato lo tomo de la mano y le dijo, “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?” Con toda humildad los invito a creer con firmeza y convicción que lo que estamos esperando de Dios estará a nuestro favor y cuidado. Amén.
Padre Alvaro+
