Algunas veces escuchamos decir después que conocí a esa mujer o a ese hombre mi vida cambió o luego de ese evento todo cambió en mi vida. En otras palabras, un evento lo puede transformar todo. Una bancarrota, un divorcio, la traición de un amigo, la muerte de un ser querido etc.
¿Ten presente un evento que haya transformado tu vida en cualquier área? Algo sucedió con los primeros discípulos de Cristo, dirá la escritura: “Los seguidores de Jesús, estaban reunidos en un mismo lugar. De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde están reunidos. Aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el espíritu les concedía expresarse… al oír aquel bullicio, muchos se acercaron al lugar y quedaron todos pasmados porque cada uno los escuchaba hablar en su propio idioma. Desconcertados y maravillados se decían unos a otros: los que estamos aquí somos de diferentes países Partía, Media, Mesopotamia, Judea, Capadocia, Ponto, Asia, frigia, Panfilia, Roma y también de Arabia. Es increíble que los oigamos hablar en nuestro propio idioma de las maravillas de Dios. Hechos 2:1-15.
El espíritu de Dios tiene una diversidad de colores más procede de un mismo espíritu. Espíritu tan potente que transforma todo lo que toca con su presencia. Por esta misma razón los invito a recordar algún evento que haya cambiado el rumbo de su vida, una experiencia con Dios, una experiencia con una persona o un evento que lo haya dejado sorprendido y lo haya llevado a un nuevo nivel de existencia. En mi vida personal fue algo inesperado donde un buen día de la nada empecé a quejarme con Dios por la lentitud de mi proceso para convertirme en un sacerdote episcopal.
Mi queja se convirtió en una experiencia admirable porque, aunque no la puede explicar con mi razón después de unos días de estar quejándome vino una voz que me dijo mientras conducía mi carro: “No te preocupes de tus cosas que yo me encargare de ellas en tanto tu ocúpate de las mías”. Estos pensamientos invadieron mi ser y a la tercera vez que las escuché esta voz no pude sostener mis lágrimas y literalmente tuve que parar mi carro y buscar una gasolinera y me pregunté porque me está pasando esto y no paraba de derramar lágrimas y sentirme amado como nunca. Aquel día comprendí que el Espíritu Santo cuando se manifiesta en nuestras vidas hace cosas increíbles que el entendimiento humano no logra explicar. Aquel evento fue sublime para mí porque allí inicio en mi vida los cambios que el amor de Dios ha hecho en mí.
Por otro lado, celebramos hace poco un evento que cambió la relación de los seres humanos con Dios. Esto es pentecostés. Fue en pentecostés donde el Espíritu Santo se hizo presente de una forma reveladora que su presencia quitó todo temor de los discípulos y nunca más volvieron a ser los mismos.
Hoy te pregunto ¿Tienes algún temor de invocar al Espíritu Santo para que haga su obra en su vida? Si examinamos la vida de los discípulos a través de los siglos de la Iglesia, podemos ver una constante y es que independientemente de la época en que hayan vivido todos ellos fueron transformados y capacitados de una forma extraordinaria y única.
Además, cuando el cristiano comienza a servir a Dios se hace más notoria su necesidad de estar capacitado por medio de su poder ya que los esfuerzos y desvelos humanos no producirán mayores frutos y con seguridad vendrán las dudas arrolladoras que al discípulo no queda otra que pedir el socorro que viene de lo alto para anunciar su amor a un mundo sin mucha fuerza de vivir.
Solo con una fuerza de lo alto volveremos a tener el fuego de Dios para luego estar disponible a una experiencia transformadora de su amor cada día, la misma que hizo con sus primeros discípulos: Dirá la escritura “Si ustedes, siendo malos, saben dar buenas dadivas a sus hijos ¿Cuánto más su padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes lo pidan? Lucas 11:13.
Si nos disponemos a vivir según la forma inspiradora del Espíritu Santo seremos instrumentos vivos dando frutos abundantes según sus propósitos. Cada vez que leo las historias de cristianos que lo han dado todo por el todo me pregunto. ¿Como fue que lo hicieron? Así mismo los invito a que nos preguntemos como darle un significado especial a nuestras vidas para que le agrademos a Dios. Es triste encontrar personas que no saben para que viven en este mundo. A los que hemos tenido la experiencia transformadora del amor de Dios nos cuesta entender estas realidades, sin embargo, no podemos bajar la guardia porque cada día es una oportunidad para vivir en el amor de Cristo. Cada uno de los miembros de San Duntan estamos llamados a trabajar para que nuestras vidas estén llenas de la presencia de Dios porque esto hace que todas las cosas que hacemos tengan el sentido autentico a su imagen. Que el Espíritu Santo nos encuentre disponibles para hacer su voluntad cada día. Amen.
Padre Alvaro+
