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EL ASOMBRO DE DIOS

EL ASOMBRO DE DIOS

by The Reverend Dr. Alvaro Pinzon on September 06, 2023

Me pregunto ¿Contemplamos lo suficientemente la creación de Dios como para asombrarnos? ¿Admiramos la creación del ser humano, la obra más importante de Dios? Cuando vemos los acontecimientos del mundo con los ojos de Dios podemos llegar a la esencia de las cosas. Pero cuando leemos los periódicos diarios, escuchamos la radio, y vemos cientos de programas de televisión que nos comunican lamentaciones y desastres es muy difícil (casi imposible) maravillarnos de la creación de Dios.   Estos medios de comunicación tratan de convencernos que nuestros pueblos y familias no tienen historias interesantes sobre la felicidad, sino historias tristes que no nos motivan a explorar lo nuevo. La belleza de la creación divina se pierde en los lamentos, el dolor, la violencia, la explotación, el desconforme político, y las innumerables quejas de nuestras vidas.   

No obstante, la habilidad de asombrarse es una de las cualidades de la infancia que vemos claramente en Jesús, “Te alabo padre por haber ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y haberlas revelado a los sencillos de corazón.” Jesús, el Nazareno, el Hijo de Dios, nunca perdió la habilidad de asombrarse como un niño embelesado por un precioso paisaje, una madre enamorada a primera vista de una criatura recién nacida, un padre lleno de orgullo por las acciones de su hijo. Jesús alabó a su padre por la grandeza del ser humano, una grandeza que procede de Dios mismo.

Cuando era un niño admiraba la fuerza de los ríos, especialmente cuando crecían. Me encantaba jugar basquetbol y me sorprendía cuando vencía al contendor. También me asombraba ver árboles que crecían tan enormes, sin comprender por qué crecían tan altos.  Además de esto, me asombraba cuando las personas triunfaban, bien fuera en sus trabajos, estudios o negocios. Para mí era motivo de felicidad conocer más y más, explorar la naturaleza como el regalo divino, dado para el beneficio y gozo del mundo.  

Hoy puedo decir que los seres humanos actualmente deberíamos vivir más asombrados de las casas que tenemos: edificios, carros, autopistas, colegios, universidades, el progreso de las ciencias, el gran despliegue de las artes en tantos museos, los grandes diseños arquitectónicos de nuestras ciudades y, ante todo, la belleza de los seres humanos que luchan por mejorarse y alaban a Dios con sus vidas. Sin embargo, puedo observar que los seres humanos hemos perdido la capacidad del asombro y por esta misma razón tenemos poca gratitud ante Dios por lo que hace en nuestro mundo cada día.  Todo sucede como si nosotros los humanos lo mereciéramos todo y fuésemos responsables por la belleza que vemos.

Además, la costumbre y familiaridad con las cosas de la vida nos puede llevar al ensimismamiento de nuestra manera de ver las cosas. Poco a poco perdemos la habilidad de contemplar las cosas que pasan a nuestro alrededor porque ya nada nos asombra y hay pocas cosas que nos inspiran.

Cuando reemplazamos el asombro por lo que Dios hace en el mundo por el asombro de lo que hacemos nosotros mismos caemos en el control, el orgullo y el aislamiento. Empezamos a pensar que somos diferentes y mejores a otras personas y nos ensordecemos al llamado de Dios a que seamos siervos los unos de los otros. Vivir asombrados de lo que Dios hace nos permite ver más allá de lo que pensamos y enseñamos. En otras palabras, nos permite llenarnos más del espíritu de Dios que de nosotros mismos.  

Muy al comienzo, Moisés, por haberse criado en un hogar egipcio, no comprendía las maravillas de Dios. El necesitó ampliar su comprensión humana para incluir una comprensión más divina. Fue allí cuando Moisés paso de una mentalidad egipcia, con un faraón en poder en la tierra, a una mentalidad centrada en Dios, quien tiene más poder que un faraón. Este giro lo llevo a la admiración total del poder de Dios.  Cuando Dios hace algo extraordinario nos deja sin explicaciones humanas y nos invita a disponernos a su voluntad y acción en nuestras vidas.  Exactamente como sucedió con Moisés, quien una vez que recibió la perspectiva divina, empezó a obtener resultados increíbles, asombrosos, no solo para Moisés sino también para todos los que vieron sus actos maravillosos.

¿Alguna vez Dios te ha sorprendido?  ¿Alguna vez a sucedido en tu vida algo asombroso donde has dicho “waoooo”? No sé cómo explicar estos actos maravillosos que Dios hace en nuestras vidas, pero sé que han sucedido constantemente. Ayer mismo, una feligresa de San Dunstan me compartió algo que me dejo sin palabras. Su sobrino, quien sufría cáncer, ha sido sanado y para nosotros es una respuesta a nuestras oraciones. En San Dunstan oramos por este joven y ahora lo vemos sano. Es un acto misterioso que yo no puedo explicar, pero estoy convencido que Dios está actuando milagrosamente en nuestra iglesia. En mi vida personal, puedo decir que Dios me sorprende todos los días más y más. El actuar de Dios es admirable y asombroso.

Dirá la escritura en los hechos de los apóstoles 7:31, “Moisés se asombró… se acercó para ver mejor y oyó la voz del Señor: ‘Yo soy el Dios de tus antepasados, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob’”. El profeta Isaías también se asombró cuando dijo en 25:1, “Tu eres mi Dios… y bendigo tu nombre, porque has realizado tus planes admirables … desde tiempos antiguos”.     

Vivir en expectación o asombro evitará definitivamente que nos convirtamos en arrogantes y no en servidores. Estar en expectación de lo que Dios hace cada día en nuestras vidas es una decisión fantástica que hará de cada uno seres disponibles a ser usados por Dios en sus propósitos.  Animo a todos mis lectores, que gocemos de la presencia de Dios en cada cosa que hagamos. Así tendremos la experiencia más bella de vivir.

Que Dios les siga bendiciendo ¡Amen!

Padre Alvaro+

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