¿Quién no ha pasado por experiencias áridas, dolorosas, desalentadoras, desconsoladoras, muchas veces interminables, en una palabra, momentos de desierto? Otra forma de decirlo es estoy atravesando un momento de crisis familiar o personal, empresarial etc. Estos escenarios los permite Dios con propósitos insondables y que la mente humana no asimila más cuando vienen guiados por el espíritu de Dios cambian de significado. 

Si nos vamos a la escritura el peregrinaje de Israel después de su liberación de Egipto nos recuerda que los desiertos no son cuestiones del destino, sino que ellos pueden ser lugares y tiempos de transformación permitidos por Dios para nuestro bien. Además, el libro del éxodo muestra como el pueblo de Israel había sido liberado con la esperanza de una tierra de abundancia y paz.

Sin embargo, luego de cruzar milagrosamente el mar rojo y presenciar la destrucción del poderoso ejército de Egipto lo que Israel vio al horizonte fue un desierto y esto lo desanimo porque sus ojos físicos no daban para más.  Acaso no sucede a veces en nuestras vidas algo parecido cuando estamos atravesando momentos de prueba que lo que vemos al fondo no es otra cosa que desiertos y largos caminos.

En estos casos nos preguntamos, ¿será que Dios no se ha dado cuenta de las tribulaciones por las que está pasando mi vida? ¿y le decimos a Dios, esto no lo entiendo?   Y le respuesta es Dios no se equivoca, el desierto no es un accidente ni un descuido del creador. 

Dios desea moldear nuestras vidas para que seamos sus hijos y lo hace de manera magistral cuando es El quien dirige nuestro ser porque si lo dirige nuestro ego primará tu ego o mi ego y no habrá transformación de fondo sino solo por unos días o de forma temporal. Para vivir conectado al amor de Dios y vivir en constante transformación es necesario vivir en relación diaria con el Espíritu Santo. Dirá la escritura en Éxodo 8, 2: “te acordaras de todo el camino por donde el Señor tu Dios te ha traído por el desierto durante estos cuarenta años para probarte, a fin de saber lo que había en tu corazón”.

Una conexión íntima y ungida con Dios llevará a la persona a una vivencia de amor que termina en la eternidad y esto hará la diferencia en un desierto o en el momento de prueba. El desierto o la prueba fue el escenario donde quedó reflejado lo que había en el corazón de Israel.

Esto mismo es lo que podemos leer que pasa en cada uno de nosotros, esto es, deseamos ser transformados y no estamos dispuestos a pasar por el proceso de la nueva forma de ser porque esa nueva forma de ser será realidad si habita más el Espíritu Santo que tu o mi ego humano, así las cosas, el desierto no es una maldición sino algo necesario para vivir en conexión permanente con Dios. 

Jesús el hijo de Dios es el ejemplo clásico de la relación de Dios con el desierto, dirá Mateo 4, 1: “entonces Jesús fue llevado por el Espíritu Santo al desierto para ser puesto a prueba por el tentador”. Dirá también el profeta Ezequiel 3, 12: “el espíritu me levanto y oí detrás de mí un gran ruido atronador “Bendita sea la gloria del Señor”.     

John Eli un joven pastor de Sur América lo dice así: cuando Dios quiere levantar a una persona primero lo lleva a un proceso de transformación de su ser poniéndola a prueba en un desierto y quebrantándolo hasta que solo dependa de Dios. 

Podemos ver entonces la conexión intima de Dios y el desierto que en el caso de Jesús fue un lugar incomodo y de duras pruebas y que para nosotros los seres humanos se da mediante el quebrantamiento hasta ser dirigido por el Espíritu de Dios. Esto es algo maravilloso porque solo el que vive en una relación diaria con el Espíritu Santo lo vera claro. Esta relación de Dios con el desierto me sorprende porque jamás había podido verla tan clara como ahora cuando Dios me ha quebrantado durante esta pandemia y he podido ver el poder del Espíritu de Dios.

La próxima semana 12 de noviembre de 7:30 am a 3:00 pm en San Dunstan tendremos el primer retiro espiritual para los de habla hispana, tiempo prolongado de oración que transformara vidas porque cuando el pueblo alaba de corazón a Dios suceden cosas maravillosas. Si usted desea que el mundo sea mejor, que su familia sea mejor, que su Iglesia sea mejor abre tu ser al que todo lo puede para que haga su obra de transformación.

En mi celular recibo mensajes que animan mis nuevas formas de transformar mi ser y es algo hermoso, mucho más cuando se acerca el tiempo de esperar otra navidad donde nuevamente veremos la gloria de Dios. Igualmente, nuestra comunidad hispano hablante se está fortaleciendo en estos tiempos de desierto con las noches de sanación espiritual y emocional los terceros viernes de cada mes de 7:00 pm a 9:00pm en el Parish Hall de San Duntans empezando el 18 de noviembre algo extraordinario. Ni un paso atrás que Dios está con nosotros.  En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.  Todos Bienvenidos.