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DE LA HUMILDAD BROTA UN NUEVO SER

DE LA HUMILDAD BROTA UN NUEVO SER

by The Reverend Dr. Alvaro Pinzon on August 23, 2023

Los corazones humildes viven en gratitud, admiración y asombro de existir bajo la gracia de Dios. también reconocen su majestuosa obra en todos y todo. Los corazones humildes viven en obediencia con su creador. Como nos dice el Salmo 8:3, “Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste me pregunto: ¿Qué es el hombre, para que en el pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?” El cuestionarnos nos ayuda a entender mejor que tan cerca o lejos estamos de vivir bajo la voluntad de Dios, por ende, en su gracia. Hazte la pregunta. ¿Soy humilde o soberbio? Todos somos un poco de las dos en medidas y situaciones diferentes. Por ello estamos llamados a optar por la humidad porque de ella puede brotar un nuevo ser. El Rey David, por ejemplo, pecó, sin embargo, se humillo ante Dios y él lo restauro, haciéndolo un nuevo ser. El Salmo 51:10-12 nos dice, “Crea en mí, oh, Dios un corazón limpio y renueva la firmeza de mi espíritu. No me alejes de tu presencia ni me quites tu Santo Espíritu. Devuélveme la alegría de tu salvación; que un espíritu obediente me sostenga”.  

El santo Ignacio de Loyola una vez dijo, “La verdadera humildad consiste en la persuasión y convicción de que sin Dios somos poca cosa”. De forma personal, vinculó la humildad directamente con su ser y con su relación con Dios.  El reconoció la grandeza de Dios y que sin Dios no somos más que carne y huesos. Solo rendidos ante Él logramos la grandeza.

De forma personal, en mi relación con Dios, siempre me rindo ante Él y le suplico por mi conversión, para que haga de mi un hombre al servicio de su gran propósito y que libere almas por medio de mi servicio pastoral. También le pido por cada una de las personas que desde su misión ayudan a otros a tener esperanza en sus corazones y a vivir en gratitud, amor y, sobre todo, en HUMILDAD. Entre más humildad y disponibilidad al servicio del otro y de la creación tengamos, más frutos recibiremos de nuestro padre Dios.

San Pablo nos invita a seguir el mayor ejemplo de humildad, diciendo: “La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios, no considero el ser igual a Dios como algo a que aferrarse.  Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. Y, al manifestarse como hombre, se humillo así mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! Por eso Dios lo exalto hasta lo sumo y le otorgó el nombre que esta sobre todo nombre” (Filipenses 2: 5-9). Podemos decir, entonces, que el humilde hace a un lado sus deseos y pone al frente la voluntad de Dios. El p ella actúa y vive de forma que glorifique el nombre de Jesús. Aspirar tener cada mañana una actitud humilde y generosa, como la que llevo Jesús, es el mejor anhelo humano. Esta aspiración siempre debe ir acompañada de servicio, empatía y solidaridad con el otro y con toda la creación. Coexistir quiere decir pertenecer y creer con firmeza que todos hacemos parte de un todo. Nuestra relación con Dios empieza en El, y se manifiesta en nuestra relación con y con todos:  El niño, el necesitado, el anciano, la montaña, el río, el perro, el aire. ¡Coexistir es el llamado más profundo de Dios para cada persona!

San Agustín una vez dijo, “Para llegar al conocimiento de la verdad hay muchos caminos: el primero es la humildad, el segundo es la humildad y el tercero es la humildad”.  Jesús es Dios y sin embargo no trató a los demás desde su posición de Dios, sino que se despojó de su naturaleza divina y se identificó con nuestra fragilidad.  Jesús mostró interés genuino por los demás porque Él es grande y, por lo tanto, siempre es glorificado por los humildes. Ser humilde es realizar que nuestra existencia es efímera, que estamos acá por solo minutos y luego regresamos al polvo. La humildad nos dice que ninguno de nosotros es eterno, solo Dios es eterno. Por lo tanto, nada tenemos que sea originalmente de nosotros. Todo lo que somos y todo lo que tenemos es un regalo de Dios. Como lo dice Eclesiástico 3: 19, “Lo mismo que le sucede a los hijos de los hombres, le sucede a las bestias: como mueren los unos, así mueren los otros, y todos tienen una misma respiración. Nada tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad.”

La humildad brota de un nuevo ser en Cristo Jesús. A Él le pertenece toda la gloria ¡Amén!

Que Dios los siga bendiciendo,

Padre Alvaro+

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