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Hermoso es estar en la presencia de Dios, disfrutar de su ternura, de su brisa, de su paz y de su amor inmensurable. Este domingo 28 de agosto Dios nos dejó sentir su presencia de transformación de hecho una persona que asistió a la apertura del ministerio hispano lo expreso así, que hermosa es la presencia del amor de Dios, es indescriptible lo que sucede aquí.

La presencia de Dios en la vida de Moisés aparece así: “se le apareció el ángel del señor en una llama de fuego, en medio de una zarza y Moisés miro y la zarza no se consumía. Entonces dijo Moisés: me acercare para ver esta maravilla por que algo está sucediendo porque la zarza no se apaga. Cuando Dios vio que Moisés se acercaba para mirar lo llamo de en medio de la zarza y le dijo: Moisés, Moisés quítate las sandalias de los pies porque el lugar donde estas parado es tierra santa”. Éxodo 3, 2-5.

Cuando vivimos en la presencia de Dios nada se consume ni nada se apaga y su presencia es tan ponderosa que enciende la vida apagada y su fuego hace que nos despojemos de aquello que nos impide amarle.

Observemos nuestra vida y preguntémonos: ¿Qué es lo que nos consume y nos apaga?   ¿Como puedes describir la presencia de Dios en su vida? ¿Consideras que algo te separa de Dios?

Es fascinante imaginar cómo fue la experiencia de Moisés al estar en la presencia de un fuego que no se apaga ni se consume, esta experiencia transformo a Moisés y hoy sabemos abiertamente en lo que se convirtió.   

Así mismo puede suceder en la vida de cada ser humano que busca un fuego que le impida consumirse y a la vez lo llene de significado de manera que nada lo detenga ni apague.

Cuantas veces hemos vivido experiencias transformadoras que han dado significado auténtico a nuestras vidas y nos ha llenado de poder para vivir una vida llena de esperanza, de libertad y de amor, he allí la llave de vivir una vida plena aun siendo limitados.

Soy testigo de la presencia transformadora del amor de Dios, experiencia que el lenguaje humano se queda corto para explicar lo que sucede aun así puedo decir que la presencia de Dios es tan poderosa que todo lo hace nuevo y fuerte a la vez.

Retomando el caso transformador de la vida de Moisés quien después de estar ante un fuego abrazador dejo a Moisés sin palabras y nunca más fue la misma persona. Personalmente puedo reconocer la grandeza de Moisés en momentos tan cruciales donde confronto al Faraón y otros lideres de aquella época con tanta fuerza que nada detuvo la liberación del pueblo de Dios y además su mensaje llego intacto hasta nuestras vidas.   

El abrirnos a la presencia de Dios hace siempre la diferencia lo dirá Jesús en uno de sus evangelios: “sigan unidos, como yo sigo unido a ustedes. Una rama no puede dar uvas de sí misma, sino está unida a la vid, de igual manera, ustedes no pueden dar fruto sino permanecen unidos a mí”. Juan, 15, 4.          

De modo que adorar a Dios y vivir su presencia cada domingo es nuestro mayor anhelo en San Dunstans. Cuanto gozo y alegría en nuestros corazones cuando Dios de manera amigable se acerca a nosotros dándonos su poder y su fuego renovador. 

He allí, el desafío que todos tenemos de vivir cada día confiando en la presencia de Dios y sin desanimarnos a pesar de los retos que la vida nos impone, algo así como cuando Dios le aseguro a Josué “No tengas miedo ni te desanime porque yo tu Dios y señor estará contigo dondequiera que vayas”.  Josué 1, 8-9.

La presencia de Dios en la vida humana hace una diferencia especialmente cuando abrimos nuestras vidas a Dios para que haga su obra. En San Dunstan tenemos una oportunidad de transformar nuestras vidas tanto en los servicios dominicales como en los grupos de oración, noches de alabanza y retiros espirituales. 

Pudiéramos decir que la presencia de Dios se manifiesta de tres formas: la primera nos da paz, la segunda Dios con su presencia confunde al enemigo y no se mete con nosotros y la tercera victorias inesperadas vendrán. 

Los invito a todos para adorar a Dios con todo su corazón, porque nada tan transformador como la presencia de Dios y quien lo adore con todas sus fuerzas, con toda su mente, y con todas sus fuerzas será sorprendido de forma admirable.

San Dunstan es testigo de la presencia significativa que Dios ha tenido con esta comunidad durante años y con toda seguridad seguiremos siendo testigos de su obra.  Alabar, orar sin cesar y agradecer a Dios en todo momento son la llave de bendición para recibir lo que Dios está preparando para cada uno de nosotros. Mantengámonos vigilantes. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.  Amen.