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¡DIOS QUIERE, PERO YO NO QUIERO!

¡DIOS QUIERE, PERO YO NO QUIERO!

by The Reverend Dr. Alvaro Pinzon on October 19, 2023

Cuando era niño me encantaban los carros. Mi padre me hizo uno de madera. Con el tiempo mi carro se dañó, estaba tan frustrado y le conté a mi padre lo que había pasado, me dijo, “Eso no es tan grave no te preocupes, yo sé cómo arreglarlo.” Sin embargo, no quise que mi padre me ayudara, en mi poca experiencia quería resolver solo el problema. A pesar de pretender arreglar mi carro nunca lo pude hacer. No tenía el conocimiento ni la experiencia para resolverlo.

Dios es padre y quiere ayudarnos a resolver las dificultades de la vida, sin embargo, nos resistimos a esa ayuda. Porque consideramos que solos podemos hacerlo. En palabras del Pastor Juan Pablo Lerman, “Dios quiere, pero usted no deja”. Además, el plan de Dios es que cada uno mejore cada día. Dios no quiere que nadie se arruine. He allí la solución tan fácil, pero a la vez difícil de descubrir. Dirá la palabra de Dios en el profeta Oseas 7: 1-2: “Yo quiero sanar a Israel, pero sus pecados son demasiado grandes. Samaria está llena de mentirosos. ¡Hay ladrones adentro y bandidos afuera! La gente no se da cuenta de que los estoy mirando. Están cercados por sus acciones pecaminosas y yo las veo todas”.

Dios quiere mejorar tu vida, pero aparece la pregunta del millón, ¿Cuál es el “pero” que tú y yo le estamos colocando a Dios para que haga su obra en nosotros? ¿Cuál es el obstáculo que nosotros mismos hemos puesto para frenar el propósito de Dios para cada uno? Muchas veces queremos el favor de Dios para nuestra vida, sin embargo, nosotros mismos ponemos peros, “Dios quiero esto, pero... Yo quiero el favor de Dios, pero no quiero seguir a Dios en mi vida”. Escucho decir de otros, “Yo me defiendo solo, de verdad que no necesito de Dios”. El salmo 95:10 lo dice así: “Es un pueblo que se desvía en su corazón y no conocen mis caminos”.

Cuando seguimos los caminos de Dios, hay bendición. Jeremías nos dice en 7:23, “Lo que si les ordené fue que me obedecieran; pues así yo sería su Dios y ellos serían mi pueblo. Y les dije que se portaran como yo les había ordenado para que les fuera bien”. A un hijo que sigue las instrucciones de su padre le va mejor. En mi caso, podía resolver el problema de mi carro porque papá sabía la solución. Solo no pude hacerlo, pero con mi papá si pude. Así mismo es Dios con nosotros, porque Él nos creó y sabe bien lo que necesitamos.

La desobediencia tiene una particularidad y es que nos vuelve obstinados y tercos, aunque vemos que las cosas van por mal camino. He allí la oportunidad de transformar la terquedad en disponibilidad y bendición. Todo lo que fabricas sobre la desobediencia se va a dañar. Dejamos de ver la mano de Dios por la desobediencia. Algunos vienen y me dicen, “No puedo dejar esto o aquello” y al final siguen en lo mismo, haciendo todo lo contrario a lo que Dios quiere que hagamos. ¿Como poder alcanzar las bendiciones de Dios si no lo seguimos? ¿Cómo un estudiante puede ser brillante si no sigue las instrucciones del maestro que sabe cómo se hacen las cosas? ¿Como pretender ser bendecidos sin estar abiertos a la fuente de vida de Dios?

La vida solo puede ser construida o maximizada si Dios está con nosotros, sin Él nada es sostenible. Hay puertas abiertas si obedecemos a Dios. Dirá Samuel 15:22, “¿Qué le agrada más al Señor: que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios o que se obedezca lo que Él dice? El obedecer vale más que sacrificios”. Jesús también lo dice en el evangelio de Juan 14:23, “El que me ama obedecerá mi palabra y mi padre lo amará y haremos nuestra morada en él”.

Que hermoso es cuando mutuamente nos exhortamos los unos a los otros a obedecer a nuestro creador, quien todos los días espera que le obedezcamos y recibamos sus bendiciones. El obedecer a Dios cuando se le ama es realmente fácil. En cambio, cuando no se ama es algo incomprensible e irracional. Esto nos da la base para decir que una relación de amor entre una persona y Dios es lo más pleno que el ser humano pueda alcanzar. Y una relación de amor de dos seres humanos es lo más satisfactorio que se pueda lograr.

Para llegar a la plenitud de nuestras vidas debemos tener un matrimonio perfecto entre el “Dios quiere” y el “Yo, su hijo o su hija, también quiero”. Y queremos por amor, porque le amamos y Él nos ama. Cuando se permanece en esa relación de amor todo cambia porque Dios tiene el poder de hacer nuevo todo cada día. San Pablo nos dice en Filipenses 4:13, “Todo lo puedo hacer por medio de Cristo, quien me da las fuerzas”. ¡Amén!

Que Dios les bendiga,

Padre Alvaro+

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