Todos nos sentimos solos en algún momento de nuestras vidas. No importa si somos jóvenes, casados o solteros, hombres o mujeres de cualquier parte del mundo. No solo eso, hay momentos en la vida en los cuales nos sentimos solos, así estemos rodeamos de muchas personas. Esta es la razón por la cual las palabras más consoladoras y poderosas que podamos recibir son, “tú no estás solo”. Estas palabras tienen una profundidad inmensa y no podemos imaginarnos lo que sus ecos significan en nuestras vidas. La Biblia nos dice que Adan estaba muy solo sin una pareja. No me puedo imaginar la gran alegría que experimentó cuando Dios le presentó a Eva para que nunca más estuviera solo.

Dirá la escritura en Genesis 2:18-25, “Dijo el Señor: No es bueno que el hombre este solo, le voy a hacer una ayuda adecuada para él… Y Dios el señor formo de la tierra a todos los animales… sin embargo, ninguno de ellos resultó ser la ayuda adecuada para el…  entonces Dios hizo caer al hombre en un sueño profundo y mientras dormía, le sacó una de las costillas y le cerró otra vez la carne… de esa costilla Dios hizo una mujer, y se la presentó al hombre, este al verla dijo:  esta sí que es de mi propia carne y de mis propios huesos se va a llamar mujer porque Dios la saco del hombre”. 

De acuerdo con la escritura, la soledad no es recomendada por Dios. Este mismo día, le doy infinitas gracias a Dios por la bendición de tener a mi familia conmigo y no tengo palabras suficientes para darle la honra y alabanza a mi creador por darme el regalo más hermoso que es una familia. ¿Cuántas personas se sienten solas en el mundo de hoy? Realmente es una pregunta que toca las fibras humanas porque el número de personas que se sienten solas es preocupante. Esta soledad se ha aumentado gigantescamente después de la pandemia del COVID 19, la cual dejo secuelas en todo el mundo.

Ante esta realidad, la palabra de Dios es de consuelo para los que se sienten abandonados, como lo dice Deuteronomio 31:8, “El señor ira delante de ti, El estará contigo, no te dejará ni te desamparará”. Cuando alguien va delante de nosotros, abriendo el camino, nos sentimos protegidos y seguros. Esto es lo que hace Dios por su pueblo en el desierto y lo que hace hoy en día por nosotros. Que bendición es tener a Dios en el corazón. Por ello mismo cuando no ponemos a Dios dentro de nuestros planes nos sentimos verdaderamente solos y abandonados.    

La soledad humana es combatida en San Dunstan con los diferentes grupos que oran sin cesar. Entre estos están nuestro equipo de cuidado pastoral, las Hijas del Rey, la Hermandad de San Andrés, y el grupo Nacer de Nuevo. Estos grupos hacen que la presencia de Dios esté al alcance de todos. Dirá el salmo 34:18, “El señor está cerca de los quebrantados de corazón y salva a los de espíritu abatido”’. Hermosa es la palabra de Dios. Muchas veces la indiferencia, la dureza de corazón y el aislamiento de algunos seres humanos hace que se sientan solos. La verdad es que sin Dios la vida no tiene sentido. Personalmente tengo casos cercanos que sufren de soledad y no saben qué hacer ante este flagelo y todo por no estar abiertos a Dios.

Algunas personas estaban acompañadas por sus seres queridos, otros los perdieron y otros no pudieron vivir más juntos. Es allí donde orar juntos nos hace fuertes y solidarios con otros que están solos. Realmente la solución a la soledad está en medio de nosotros y muchos están ciegos por la falta de apertura al Creador, y esta falta de apertura los limita cada vez más.  Por otro lado, los que tenemos una experiencia de amor con Dios estamos llamados a insistir y volver a insistir para que cada día otras personas también se sientan amados por la fuerza transformadora del espíritu de Dios, quien está al alcance de todos.

Dirá Sigmund Freud “Hay una historia detrás de cada persona… algo en el pasado los ha hecho así y algunas veces es imposible cambiarlos”.  Aun así, aunque hayamos pasado momentos duros, para el creyente la realidad es diferente porque a quien conoce la presencia de Dios todo le es posible. La psicología y la espiritualidad juntas nos aportan para que podamos acercarnos más al descubrimiento del ser como tal. Todo porque somos tanto emociones como espíritu y cuando se juntan estas dos áreas tenemos mejores resultados en el crecimiento humano.

Dirá el salmo 9:10, “En ti confían los que conocen tu nombre, porque tu Señor jamás abandonas a los que te buscan”. Cuando clamamos a Dios, Él está atento a nuestro clamor, como lo confirma el profeta Isaías 58:9, “Llamarás y el Señor responderá; pedirás ayuda y El dirá ¡Aquí estoy!” Orar juntos es la estrategia de los creyentes para combatir la soledad. Soy testigo que cuando oramos juntos Dios nos escucha. Por esta razón los invito a no desanimarse orando todo el tiempo porque Dios es fiel a sus promesas y estará atento a cada una de nuestras suplicas. ¡Amen!

Que el Señor los bendiga,

Padre Alvaro+