Si hago una siembra buena tendré una cosecha buena y si no estoy contento con los frutos que estoy dando de mi vida es porque lo que estoy sembrando no corresponde a lo que espero cosechar. Esto indica que se hace necesario estar evaluando constantemente lo que sucede con la siembra porque la ley universal nos dice que cosecha y siembra van de la mano.
Sembrar cizaña y esperar paz no van definitivamente. De hecho, hace unos días una persona me consultaba de como avanzar en su manejo emocional porque con frecuencia se deprime porque ella siembra duda y preocupación. Entonces saber sembrar para cosechar bien es vital. He aquí la urgencia de discernir bien lo que estoy sembrando cada día. Si por alguna razón viniera a mi mente sembrar desaliento o tristeza ¿Que puedo cosechar de la tristeza o del desaliento? Es allí donde tenemos que hacer una parada porque no puedo esperar cosechar a manos llenas cuando estoy sembrando desanimo.
Extraer resultados de la tristeza no es real porque la tristeza puede prolongarse y agudizarse llevándonos al sin sentido de la existencia, en otras palabras, llevarnos a la depresión. ¿Como podría ser una cosecha buena? Dirá Lorena Méndez de educa Madrid que todas las acciones que una persona realiza durante su vida para bien o para mal, tarde o temprano le darán resultados.
Es decir, si actúas bien, recibirás buenos resultados, pero si actúas mal, los resultados no serán los mejores. Además, en el caso de la ley de la siembra y la cosecha, se establece que cada persona es responsable de sembrar las bases para que sus objetivos trabajándolos con responsabilidad y humildad, obtengan los resultados esperados, los cuales cosechará según el cuidado que le haya dado personalmente.
La escritura dirá en Gálatas 6:7 “Cada uno cosecha lo que siembra. El que siembra lo malo eso cosechará y el que siembra Espíritu de vida eso cosechará”. La vida es un regalo tan preciado que sabiendo sembrar bien cosecharemos todo el tiempo, sin embargo, no siempre somos capaces de apreciarlo completamente. A veces cuesta llevar los retos hasta el final. Cuando nos enfrentamos a dificultades y fracasos podemos dejar de crecer en nosotros mismos y perder el sentido de lo que hacemos y en el momento en el que dejemos de creer en nosotros, nuestro entorno se convierte en sombrío y solitario.
Entonces tenemos retos grandes porque aumentando la autoestima y la valentía enriqueceremos la calidad de vida, pues el desarrollo de la autoestima se reconoce en la actualidad como el factor clave en el desarrollo positivo del “yo”. Porque para poder apreciar todo lo que envuelve la vida, primero tenemos que ser capaces de apreciar lo que tenemos y estar contentos con la cosecha.
La cosecha humana no viene de repente o de inmediato de modo que nos hallamos siempre en el proceso de aprender sobre nosotros mismos y sobre el mundo, enfrentando nuevos retos constantemente. Así es que nuestro mayor desafío será recordar que somos especiales, únicos y creados por el creador dueño del planeta a pesar de lo difícil que pueda parecer la vida en algunas ocasiones. Además, la siembra a veces puede cambiar drásticamente de un día para otro, e incluso de un momento a otro. En ocasiones podemos experimentar cierta frustración porque la vida nos va de un lugar a otro y podemos sentirnos bajos de ánimo por no valorar lo que tenemos. Triste, pero es así.
Es por ello mi invitación es a examinar lo que realmente estoy cosechando en la vida. Por otro lado, estoy seguro de que tú y yo deseamos estar bien, vivir felices, disfrutar de todo lo que nuestra existencia nos ofrece, pero… ¿Qué estoy cosechando? Se hace necesario analizar nuestros sufrimientos, nuestras frustraciones. Posiblemente queremos tantas respuestas de la vida, y no nos damos cuenta de que somos nosotros lo que tenemos que dar la respuesta a lo que nos duele, incluso a lo que nos hace felices.
Dicho lo anterior la vida entonces nos da a cada uno semilla propia y para esparcirla por el terreno que se nos ha facilitado. Tu semilla y mi semilla es original, no puedes aspirar a tener y cosechar lo que no te corresponde. No puedo cosechar por otros, entonces observemos lo estamos sembrando porque podemos estar sembrando comportamientos y actitudes que no nos pertenecen.
Esto quiere decir que tenemos desafíos donde necesitamos la percepción de otros que descubren talentos que nosotros mismos no podemos ver porque el juego consiste en cosechar desde nuestra propia cosecha. ¡Dirá Jesús en Juan 4:35 “Fíjense bien en los campos sembrados”! Sembrar la semilla es el primer esfuerzo de cada uno para alcanzar los resultados.
Luego de sembrar esa primera semilla viene cuidarla de forma cautelosa para que germine y se convierta en planta. La tierra aquí representa el yo de cada uno y de él o de ella depende que cosechemos el 30% o 60% de lo sembrado. Esto significa que, aunque sea buena la tierra puede ser contaminada por tribulaciones, aflicciones, preocupaciones y espíritus superfluos. Y si nos despojamos totalmente del negativismo podremos llegar a producir más de lo esperado. ¡Que Dios nos guarde de todo mal y nos de la gracia de cosechar con alegría! Amen.
Padre Alvaro+