Hace algunos domingos escuchamos el pasaje biblico del rico y Lazaro en Lucas 16:19-31.
En la escuela de Jesus el camino es serio y exige opciones valientes y claras. De nuevo el Evangelio nos indica cual es la sabiduria verdadera: situarnos bien en la vida y reajustar la relacion entre los medios y el fin, entre las riquezas y el destino de nuestra vida, de modo que aseguremos lo que mas vale la pena, sin dejarnos entretener demasiado por las secundarias. El dinero, la riqueza puede llevarnos a no darnos cuenta de que otros, en la misma Sociedad, están pasando por momentos de apuro y olvidamos la justicia y la solidaridad. Que nos quede claro que Dios “hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos…endereza a los que ya se doblan…sustenta al Huerfano y a la viuda…” Es bellisima la parabola del rico que cada dia banqueteaba (de alli el nombre popular de “Epulon”, el que hace frecuentes banquetes o épulas) y ni se enteraba -no queria enterarse- de la existencia del pobre Lázaro a la Puerta de su casa, el prototipo de la miseria humana. Pero el panorama cambia radicalmente. El destino final de cada uno pone las cosas en su sitio, y Jesus inventa un dialogo muy vivo entre el rico condenado y Abraham, junto al que está ya gozando Lázaro. Ante esta parabola debemos preguntarnos qué uso hacemos de las riquezas. Jesus apunta el peligro de: quedarnos en los medios y no alcanzar el fin, dejarnos deshumanizar por las riquezas, sin hacer lugar en nuestra vida a la solidaridad con los mas necesitados.
Ser Cristiano afeca, no solo a la orción, sino tambien a nuestra actuación económica y a nuestra justicia o injusticia social. Jesus, en el Evangelio, describe con trozos todavia mas vivos la reversion de situaciones que se va a dar y que supondrá el fracas de algunos que estan llenos de si mismos y se despreocupan de los pobres y necesitados. El rico parece absolutamente Feliz: se viste de lino y purpura y disfruta banquetes diarios. Del pobre no se preocupa nadie y no tiene ni para comer. Pero al final se aplican las medidas de Dios, no las de los hombres. Al rico no le servirán para nada sus riquezas, que no ha podido llevarse a la otra vida. Se ha dado cuenta muy tarde de que se ha afanado en vano. El pobre, que se ve que habia puesto su confianza en Dios, no habia perdido lo más profundo, la dignidad humana, y ahora es premiado con una Felicidad plena. Y entre ambos hay ahor “un abismo inmenso”. La riqueza en si misma no es mala pero los hombres llegan a llenarse de sus riquezas, o sea, de sí mismos, que no piensan ni en Dios ni en los demás. Jesus llama necias a estas personas por que no han puesto su confianza en algo sólido, sino en Bienes efimeros que, a la hora de la Verdad, no le servirán de pasaporte a la vida. El rico parecia tenerlo todo, pero llega a la presencia de Dios con las manos vacias. Invito a nuestra comunidad Hispana de Saint Dunstans que para hacer vida esta ensenanza en union con Nuestro equipo de Cuidado pastoral, visitemos a un enfermo y demos todo Nuestro apoyo, como si fuera al mismo cristo a quien servimos.
Padre Naty+




