envelop spinner search close plus arrow-right arrow-left facebook twitter
¿SOY LO QUE CREO?

¿SOY LO QUE CREO?

by The Reverend Dr. Alvaro Pinzon on May 08, 2024

¿Cuánta influencia tiene lo que creemos? Si creemos que somos inútiles, posiblemente lleguemos allí. Si creemos que no servimos para estudiar, no estudiaremos. Si creemos que no valemos mucho, seguramente eso reflejaremos y nos decepcionaremos de nosotros mismos. Ahora bien, ¿Que significa creer? Creer viene del hebreo emunah, que significa estar seguro o estable. En otras palabras, creer significa confiar en una persona, aceptar la verdad que la persona representa, vivir la vida como esa persona lo recomienda.  En el nuevo testamento, creer proviene del griego pisteuo que significa tener confianza.

Algunas veces creemos en la familia, en el padre, en la madre, en la Iglesia, en la Universidad, en una palabra… De muchas maneras, somos lo que creemos. Que sentimiento más especial sentimos cuando alguien cree en nosotros. Al otro lado, perder la confianza de otra persona es doloroso y desagradable. Un ejemplo clásico en mi vida personal fue cuando plantee el argumento de mi tesis doctoral en la Universidad Gregoriana en Roma, “La donación interpersonal como elemento esencial de la conyugalidad y su incidencia en el canon 1095 No. 3”. El director de este planteamiento no creyó al inicio, y solo un año y medio después de intenso trabajo, se convenció que era un planteamiento muy meritorio.  Lo increíble fue que después que el director creyó en el planteamiento todo cambio. Desde ese momento mi proyecto avanzo bien rápido, lo que había hecho falta era que el director creyera en mi investigación.

¿Cuánta fuerza tiene entonces el creer? Creer en lo que hacemos, creer en las personas, creer en las convicciones, etc. Es interesante que nuestro creer siempre es aceptado por Dios, aunque a veces nuestra fe sea imperfecta, como lo vemos en el caso de Abraham. Además, el creer, aunque sea pequeño como una semilla de mostaza, crece como un gran árbol y alcanza mucha fuerza. Un pequeño ejercicio, ¿Quién es la persona a quien le crees? ¿Qué hace una persona para que le crean? Estas preguntas nos abren espacios de reflexión. Escucho decir “a esta persona le creo, pero a esta otra no”.  Dirá Bob Proctor de Financial Mentors, que la diferencia entre dos personas en cuanto a lo que puedan obtener, depende de cuanto ellas esperan de sí mismas.

Entonces lo que creemos de nosotros mismos y lo que escuchamos de nosotros hacen parte de lo que somos y de lo que creemos. Cuantos pueden tener un montón de cualidades, pero no creen en ellas.  Muchas veces veo tanto talento en una persona y cuando empiezan a desplegar sus habilidades se niegan a creer que pueden. De hecho, el escritor Julio Justo de la Rosa dice que muchas creencias nos limitaran a la hora de lograr nuestro desarrollo y nuestra felicidad porque las creencias generan nuestros pensamientos dominantes. Podríamos decir entonces que creer es crear. En ese camino de creación, los pensamientos y sentimientos que se dan ante una situación crean la autoconfianza.  Dirá Walter Dresel que la base del comportamiento humano está íntimamente relacionada con sus creencias. Si somos capaces de creer en nosotros mismos se verá reflejado en nuestros comportamientos y en nuestros logros.

Cada día es una oportunidad para avanzar en autoconfianza y creer en nosotros mismos para así dar frutos de vida. De modo que si logramos cambiar nuestras creencias de “no soy esto y no soy lo otro” se producirán cambios en nuestras acciones. Claro no se logra de un día para otro, pero con buena disponibilidad saldremos del círculo limitativo de sentirnos víctimas de las circunstancias. El mismo hijo de Dios nos asegura: “Al que cree todo le es posible...” Juan 3:18. Estas palabras de Jesús son tan amables y profundas que nos interpelan a ir a lo más hondo de nuestra confianza en El. Quizás te has encontrado con personas que se perciben de esa forma “no creen en nada y en nadie”. La misión de los que creen en las promesas de Dios es ayudar a los que están desalentados y sin fuerzas. Muchos de ellos no encuentran a nadie que crea en ellos y esta experiencia los llevo a esas conclusiones limitantes.

Es tiempo de creer en el poder, el amor y la sabiduría de Dios, sabiendo que ya estamos conectados con quien todo lo puede. Dios mismo puso su aliento dentro de cada uno de nosotros. Somos lo que creemos, esto es, somos una imagen de Dios. Su presencia transformadora, presencia que tiene todo lo que el ser humano necesita para vivir plenamente, habita en nosotros y nunca nos desampara. Podríamos decir que el grado de confianza que una persona lleva por dentro de si es lo que hace la diferencia en su vida. Por ello oremos, “Señor aumenta mi fe” porque realmente es allí donde los discípulos de Dios podemos ser instrumentos de los que están cerca de nosotros. Creer en nuestras habilidades y talentos es vital para ministrar a los que no creen ni en ellos ni en Dios.  Me uno a Napoleón Hill cuando dice, “No esperes el momento ideal, jamás llegará. Empieza por lo que tienes y ve consiguiendo más herramientas en el camino”. Para nuestro caso hoy seria: no esperes una fe inquebrantable, empieza con la que tienes ahora, y pídele a Dios que te ayude a creer más cada día. Con seguridad llegarás a esa fe profunda y alcanzaras lo que pides. ¡Amen!

Que Dios los bendiga,

Padre Alvaro+     

return to Padre Alvaro's Blog